La iglesia portátil fue concebida como un libro: un tratado que nos ayuda a entender mejor a la
iglesia por medio de las metáforas del monumento, la veleta y la brújula, a fin
de poder disminuir la disonancia que muchos sentimos entre nuestra experiencia
de la iglesia y lo que creemos que la iglesia debería ser.
Pero La iglesia portátil también fue
concebida como una conversación en la que yo y mis amigos compartimos
experiencias y pensamientos.
En los últimos años
estas conversaciones han cambiado de sitio, desde el internet a un instituto
para líderes juveniles llamado Instituto
Especialidades Juveniles (IEJ). Durante tres años con mi esposo Tim trabajamos
en el IEJ en Buenos Aires, Argentina como directores espirituales de 118
“aprendices” provenientes de doce países y una gama amplia de denominaciones.
Las
conversaciones con ellos me han dejado con ganas de retomar la conversación
escrita por dos motivos:
1) La materia que
enseño llamado Misionologia saca a la
luz la pobreza de nuestro entendimiento de los propósitos de Dios en el mundo y
en nuestras vidas. Muchas veces intentamos responder la pregunta ¿Qué debo hacer? sin antes tener en
claro que es lo que El quiere lograr. La materia ha evolucionado a lo largo de
los años y quisiera registrar los pensamientos.
2) Cada vez me
quedo más convencida del valor de las metáforas originales y de cómo el tipo de
iglesia determina el perfil del líder que buscan. No me interesa formar líderes
para que ellos mantengan una estructura eclesiástica (un monumento) o sigan el
corriente religioso más actual y popular (la veleta). Me interesa ser compañera
de viaje de gente para la cual la iglesia es una brújula y me interesa ampliar
me entendimiento del liderazgo para estas comunidades.
Si te interesa
participar en la conversación, un buen primer paso es leer el texto de La iglesia portátil. Puedes leerlo en el blog o en PDF.
Hasta pronto.... |